Tribus

30 enero 2009

Obi-wan dice: acabaste la carrera y pasaste a formar parte de la hermandad de los médicos, unidos por la bata blanca, una escasa habilidad social y una  gran autoestima. Aprobaste el MIR y tu elección, o las cosas de la vida, te llevaron a ser residente de medicina de familia. Ahí ya notaste que la supuesta hermandad de los médicos no es tal. Una de las fallas que la atraviesan es la que separa a los médicos hospitalarios de los no hospitalarios. Somos una especie aparte, de difícil convivencia con la hospitalaria, y hay que asumirlo. Los gorriones no se pueden mezclar con los halcones y nadie se queja.

Lo que no podías esperar es que, según la unidad docente que eliges, el hospital que te toca, el centro de salud al que te adscribes, el tutor que te colocan, sus aficiones, manías, amigos y enemigos, pertenecerás a una u otra tribu de médicos de familia. En cada sitio son distintas, unas tienen nombre y otras no. Puedes ser cubano o talibán,  del grupo del manzano, de los que publican y dan cursos o de los que asisten a cursos y toman café, de los que consideran que todos los pacientes tienen razón o de los que los desprecian por no haber estudiado medicina, pro-gerencia o anti-gerencia, de los que dicen director o de los que dicen coordinador, semfyc o semergen o ninguna o las dos, del Coll o de Camp Redó, viajar y cenar con laboratorios cada mes o no hacerlo nunca, vivir pendiente de los indicadores de farmacia o no prestarles ninguna atención o hacerlo sólo cuando los incentivos son descomunales…

Has caído en el seno de una tribu sin haberlo pedido, igual que un niño nace en Ruanda o nace en Suecia. Influirá en tus gustos médicos y profesionales y en tus filias y fobias con tus compañeros. Es posible que incluso te sea imposible cambiar. O que no quieras.

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Ya estás viendo, con ocasión de los últimos cambios, que puede ser hasta divertido.

* Entrada editada. En su momento dio lugar a una polémica excesiva. Leída años después, cualquier discusión en internet huele a troll y testosterona por todas partes. Pensar que llevabas razón no quita para sentir vergüenza propia y ajena. Y recordar que todo aquel que se interesó por saber quién era Obi Wan y lo preguntó, supo la respuesta.


 


Burocracia

16 enero 2009

Obi-wan dice: han aparecido en los últimos meses varios grupos antiburocracia (Madrid, Salamanca, Valencia, Castilla-La Mancha, que yo sepa) que se han rebelado contra las tareas burocráticas inapropiadas para el médico de familia. Este texto no trata de criticarlos, porque creo que llevan gran parte de razón. Justificantes, recetas de especialistas y de residencias de ancianos, volantes, bajas, visados, informes para balnearios, gimnasios o colegios, varios folios de naderías para la ley de dependencia. Cualquier papel ha sido susceptible de ser rellenado por y sólo por el médico de atención primaria. Pero como este blog está más referido a lo que nosotros , médicos de familia, debemos hacer que a lo que los demás hacen mal, no hay que olvidar un par de cosas.

Una, que gran parte de la burocracia que soportamos en las consultas ha sido y sigue siendo creada y alentada por compañeros nuestros. Hay muchos médicos que reconocen abiertamente que les encanta tener consultas burocráticas para poder descansar durante la consulta. Es decir, prefieren llenar su tiempo de consultas vacías antes que atender a pacientes que lo precisan. Si eso es a costa de tener lista de espera o de aumentar el número de urgencias, no importa. No se plantean gestionar los partes de confirmación de las bajas de larga duración para que no ocupen sitio en la consulta diaria, ni hacer lo propio con las recetas crónicas para que ni el paciente ni el profesional pierdan el tiempo. Esto ocurre, y más de lo que nos gusta creer.

Dos, nunca subestimes la profundidad de lo que se esconde detrás de algunos papelitos y lo que puedes extraer de ellos.

la-burocracia

Caso 1: C, de 83 años, acude a consulta para que la hagas la receta de un ansiolítico. Es para su mujer, J. No la has visto desde que su demencia ha comenzado una rápida cuesta abajo. Lo ha comprado él por su cuenta en la farmacia.

Puedes optar por ponerte digno y explicarle, más o menos cortesmente, que si tú no has mandado la medicación el problema es de C y del farmaceútico que ha accedido a vendérsela. Nada que ver contigo. No has estudiado seis años, aprobado un exámen MIR y hecho una especialidad para firmar tiques de descuento.

Pero también puedes suspirar silenciosamente y escuchar a C. J cada día está peor. Pasa los días inquieta, murmurando frases sin sentido, sin apenas comunicarse. Y las noches son peores. Gritos, quejas de dolores y de soledad. Gentes que no están. El otro ansiolítico que tú le mandaste hace meses para conciliar el sueño. Precisa ser ayudada en los más miserables detalles y no muestra ningún agradecimiento. Sólo una extraña lejanía. No tienen familia y C se está gastando una pequeña fortuna en contratar cuidadoras que apenas duran en el puesto. Él hace días que no duerme.

Notarás, claro, que comprendes la pena de C, su desesperación. Pero eres médico y también sabes que hace falta algo más de tu parte. Ver a J, examinarla, valorar procesos intercurrentes, probablemente un neuroléptico. Que C sepa que estás de su lado. Quedas para ir a su casa. No está acostumbrado; los especialistas privados no van a los domicilios. Algo en su mirada te dice que tu actuación de hoy no saldrá publicada en el New England, pero que no te hace ninguna falta.

Caso 2: M es joven, tímida, y lleva poco tiempo casada. Antes tuvo problemas laborales y durante una temporada la viste con cierta frecuencia. Hoy sólo quiere un volante para el ginecólogo. Le preguntas el porqué. Se sonroja y susurra que para que le haga una citología. Miras la historia (¿últimamente no miras más al ordenador que a los pacientes?) y compruebas que la última se la hizo hace siete meses.

Puedes explicarle que no le toca, que las cosas no se hacen porque ella quiera, que ya vale de volantitos, citas y recitas. Si el ginecólogo quiere, que le dé la tarjetita rosa. Probablemente M no dirá nada y se irá.

Pero también puedes preguntar. Aprovechar el buen rollo que quedó tras aquellas visitas y animarla a decirte por qué quiere una citología. Puede que te diga que tiene molestias vaginales y flujo desde hace unas semanas. Que cuando tiene relaciones con su marido le molesta mucho. Que le da vergüenza. Otro papelito que no haces.

Hay otros casos. La baja que se complica con otros procesos. La receta del trauma que es poco compatible con el tratamiento del cardiólogo. Y resulta que tú estás en el mejor lugar para detectarlo. Y has elegido estar ahí.

Hay burocracia mala y a desterrar. Pero no toda.


El horror

8 enero 2009

Obi-wan dice: no es el tema de nuestro blog, pero atendiendo a la petición de Rafa Cofiño y porque no somos de piedra, aquí van dos enlaces para recordar que mientras los cabrones que alimentan los odios en todos los bandos aprietan gatillos, botones y linotipias, la gente (nosotros) sufre y muere.

Del blog de Rafa Cofiño: “Durante los ataques, estaba en  calle Omar Mukhtar y he sido testimonio de como un lanzagranadas caía a 150 metros de mí. Había gente intentando socorrer a las víctimas de otro ataque, y el lanzagranadas ha atacado a los voluntarios que socorrían a los heridos. La situación en los hospitales es dramática. Ambulancias, camiones y coches están trabajando al tiempo en el traslado de los heridos a los hospitales y en liberar camas en los hospitales trasladando a los enfermos a sus casas. En el depósito de cadáveres no hay espacio. Falta sangre para hacer transfusiones.  Acabo de darme cuenta de que entre todos los civiles asesinados hoy estaba la madre de un buen amigo del campo de Jabalya.” Eva Barlett (Canadá) del Movimiento Internacional de Solidaridad. (Leer más)

Y, por si acaso, de la no politizada Médicos sin Fronteras: «La ofensiva militar en la Franja de Gaza está afectando de manera indiscriminada a la población civil mientras que los equipos médicos experimentan enormes dificultades para darle asistencia. La comunidad internacional no puede conformarse con treguas temporales, insuficientes para proporcionar una asistencia vital a la población.» (Leer más)

Que la Fuerza nos acompañe.

Padawan: simplemente comentaré que me parece deleznable la situación actual. NO se puede consentir la masacre que está viviendo Gaza.

Que la Fuerza nos acompañe!!!